La mejor edad para solicitar una hipoteca, entre los 35 y 45 años.
Entre los factores que los bancos valoran a la hora de conceder una hipoteca, la edad de los titulares es uno de los más inadvertidos y a la vez de los más importantes, ya que muchas entidades prefieren financiar el pago de una vivienda a personas en un rango de edad concreto.
¿Por qué? Los clientes de estas edades todavía son jóvenes, lo que implica que tienen muchos años de vida por delante y, por ende, pueden asegurar su amortización en plazos más largos. Esto, a su vez, implica cuotas más pequeñas, por lo que es menos probable que se caiga en posibles impagos.
Además, este perfil suele gozar de estabilidad económica y ofrecen más seguridad laboral a las entidades, ya que no suelen tener los riesgos asociados al paro juvenil ni los riesgos asociados a personas en edad de trabajar pero que están cerca de la jubilación.
No obstante, también hay ofertas específicas para perfiles más jóvenes o mayores.
Tal es así que existen hipotecas para jóvenes, consistentes en préstamos pensados y adaptados a las características y circunstancias generales de este perfil de clientes.
En el otro extremo, el máximo se suele situar en los 65 años. Esto es así porque los bancos consideran que amortizar una hipoteca con más edad supone un riesgo más elevado, debido a la mayores probabilidades de fallecimiento. De este modo, se conceden hipotecas hasta los 65 años con la perspectiva de un plazo de amortización de 10 años.